El lunes 1 de julio se llevó a cabo la presentación del informe con la evolución de los Objetivos del Desarrollo del Milenio en Ginebra. Durante la presentación, América Latina y el Caribe fueron establecidos como la única región que logró avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo del Milenio.
Lo bueno
Dentro del grupo de áreas donde más se aprecia el avance se encuentran la reducción de la pobreza y la mortalidad infantil, la mejora de la educación y la calidad de vida y el aumento del tratamiento de pacientes con VIH-sida. Los países latinoamericanos lograron reducir la pobreza en más del 50 por ciento, y se espera un porcentaje de éxito similar en la reducción del hambre en la región.
Uno de los mayores éxitos se observa en al área de educación: 95 por ciento de los niños tienen acceso a una educación primaria. Otras áreas donde se observa una gran mejora son la de saneamiento, a la que el 82 por ciento ya tiene acceso, y la del acceso al agua potable, con un porcentaje que roza el 94 por ciento.
Lo malo
Sin embargo, Hugo Beteta, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), reconoció la existencia de serias dificultades que deberían ser resueltas para poder alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Entre estas dificultades se encuentran una estructura productiva débil que repercute en los índices de empleo, una gran brecha entre la educación de las clases altas y la de las clases bajas, la falta de seguridad social universal y una estructura económica dual que mantiene a Latinoamérica lejos de los Objetivos. Al mismo tiempo, la deforestación acelerada sigue siendo un reto al que la región debe enfrentarse.
La importancia de los Objetivos
Ban Ki-moon, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, calificó a los Objetivos del Desarrollo del Milenio como la herramienta más importante de la historia en la lucha contra la pobreza en el mundo. Mediante los Objetivos, millones de personas han logrado acceder a una mejor calidad de vida, agua potable y mayor acceso a la educación.
El Secretario General de la ONU también hizo referencia al drástico descenso de los fondos para el desarrollo, que tiene mayores repercusiones en los países pobres que en los desarrollados. Los recortes alcanzan casi los $8.000 millones.
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