Brasil atraviesa una situación delicada de descontento social que se originó luego de un aumento del transporte público. Tras días de protestas en la ciudad de São Paulo, el gobierno hizo uso de fuerzas policiales de elite para controlar y dispersar alrededor de 200.000 personas. Las manifestaciones habían comenzado a disolverse cuando las fuerzas de seguridad acudieron a las calles para asegurarse de que la protesta no se intensificara.
La ola de manifestaciones fue organizada a través de las redes sociales y no solo se dieron en São Paulo, sino en casi todas las ciudades importantes del país. Según informaron fuentes brasileras, el motivo principal del conflicto fue la suba repentina del precio del boleto de autobuses públicos. Como respuesta a esta decisión del gobierno, los brasileros salieron a las calles a protestar enfurecidos.
Las consecuencias y los reclamos
La decisión de la suba del boleto tuvo que ser revertida en São Paulo y Rio de Janeiro. El pasado miércoles, el gobierno finalmente cedió frente a la presión de los reclamos. De acuerdo con Fernando Haddad, alcalde de São Paulo, esto resultará en menos oportunidades de inversión en otras áreas.
La baja del boleto al mismo precio del de antes de comenzar las protestas no es garantía de que el pueblo brasilero vaya a apaciguarse. Muchos de los grupos que encabezan los levantamientos han asegurado que reformularán el reclamo para enfocarlo en temas como el transporte público gratuito.
Otra crítica que se hace eco entre los ciudadanos es el excesivo gasto público que se ve reflejado en la construcción de estadios y otros edificios relacionados con la Copa Mundial de la FIFA en vez de verse en las escuelas y hospitales.
Descontrol
Aun cuando los reclamos eran válidos y justos en los ojos de la mayoría, muchas de las protestas resultaron en actos de violencia y destrozos de la propiedad pública y privada. Testigos aseguran que las manifestaciones dejaron un camino de destrozos por donde pasaban: negocios saqueados, puertas derribadas, vidrios rotos y autos destrozados.
Más de cien personas resultaron heridas luego de los enfrentamientos con la policía, lo que empeora la situación inestable del país y los ánimos caldeados del pueblo. La situación económica de Brasil también se ve amenazada luego de una caída del 20% en la bolsa de valores, que afecta directamente las inversiones. El país también lucha contra una inflación anual del 6,5%.
Facebook
Twitter
Pinterest
Google+
LinkedIn
Email